2023/05/20
Con el recuerdo presente de aquellos maravillosos días de montaña hace ya unos años, partimos de nuevo hacia el Plomo. Es la montaña de Santiago, guardián del valle, cuya solitaria silueta dibuja un horizonte de sueños y deseos en la mente de cualquier montañero. Hay un antes y un después de ascender a su cima, al menos para mí.
La mochila de 35 litros llena con lo justo y tres días de pronóstico perfecto por delante junto a los amigos del CMRAUC. Nos preocupa la aclimatación por lo ajustado del itinerario, y las dudas nos acompañan hasta el mismo día de cumbre, antes de partir. Últimos sorbos de té, mochila a la espalda y mirada al cielo estrellado. No todos los días se sube al Plomo.